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miércoles, julio 30, 2008

LA CAUSA ETERNA

El destino es la causa secuencial de los seres o bien la razón que preside la administración del mundo.

No es tanto un principio religioso como científico y filosófico, teniendo en cuenta que el dios estoico no es otro que la razón.( En el ideal estoico, es la liberación de las pasiones la que permite al espíritu alcanzar la sabiduría; el logro de la misma es una tarea individual, y parte de la tarea del sabio es deshacerse de los conceptos e influencias que la sociedad en la que vive le ha inculcado.)
El destino no es otro que la cadena causal de los acontecimientos: lejos de excluir el principio de causalidad, supone su misma esencia.


Llamo destino (fatum) a los que los griegos llaman heimarmen, es decir, el orden de la serie de causas, cuando una causa ligada a otra produce de ella misma una efecto. (...) Se comprende entonces que el destino no es entendido como superstición, sino lo que dice la ciencia, a saber, la causa eterna de las cosas, en virtud de la cual llegaron a ser los hechos del pasado, son los hechos del presente y serán los del futuro.

El cono y el cilindro. Estos sólidos, al ser impulsados por una misma fuerza describirán trayectorias diferentes, uno haciendo remolinos, el otro rodando. El golpe externo determina al cuerpo a ponerse en movimiento, pero no la naturaleza de su movimiento, que depende de la forma constitutiva de su esencia.
Individuos diferentes reaccionan de forma distinta ante los mismos acontecimientos, prueba de que son la causa principal o sintética de su devenir.
El cilindro no se desplaza como el cono, y el necio no reacciona como el sabio: es la práctica de la filosofía lo que permite perfeccionar mi razón para emplear el sano juicio ante el mundo que me rodea.

(Wikipedia)



Trayectorias erráticas y confusas,
la esencia de mi ser cambiante...
describiendo caminos, incesantes
en el espacio acotado de la soledad.

Hoy cono, mañana cilindro,
geométrica materia sin forma precisa,
se torna de sabia a necia,
de mujer a niña
en una misma comedia.

Planos de equilibrio abismal
rozando la cordura de la razón,
milimétrica inclinación,
necedad intensa.

Soy y no soy, suerte de pesas,
balanceo de romana, trastornada.
Equilibrio sin momento
buscando la trayectoria sana.

Y buscando sin saberlo (o sí),
buscando la calma,
creciendo, inmensa masa,
en tu voz descalza
y la plenitud de tu mano, cargando el plato,
con la fría pesa de tus abrazos.

ana