A veces en las enloquecidas noches en las que la locura baila a nuestro lado y hace de nosotros una peonza frenética nos revelamos ante la cara cetrina y ante el poder opaco y nauseabundo de la tristeza. Hablamos y reímos, ardemos como lo hacían los cohetes amarillos de Kerouac y hasta bostezamos al unísono, convirtiendo incluso el silencio relleno de crema canelada de aburrimiento, en el estallido del ruido, en alegría de vivir. Pero el indigesto postre de la cena de aspavientos nos hace vomitar sangre y alguna de las penas que se nos quedaron toda la vida por ahí adentro rondando y un repentino aullido nos delata como tiernos astronautas en busca de aquellas arañas que bailaban entre las estrellas.
ana
...Get word to April
To rescue me...
Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida, mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas". Esto escribió Kerouac, en "En el camino"
"Nighthawks at the diner"
(Eggs & Sausage)
Tom Waits.
...Now the touch of your fingers lingers burning in my memory...