Imagina,
encontrar el azul y conservarlo
mirarlo, siempre ahí
nuestras pupilas encendidas
siempre vivos.
Inmenso,
oculto y lejano se nos niega
pervive, siempre dentro,
nuestro corazón inflamado
siempre heridos.
Excelso,
contenido y esencial en su milagro
queremos tocarlo, casi beberlo,
nuestra garganta temblando
flor de abismo.
ana
Barceloneta, 1992