(A mi muso)
Te imagino,
comienza una liturgia sonora,
perfume de tu piel sobre mis manos
aroma,
blancura que desborda
construye y desarma,
el límite del placer sobrepasado
ascendiendo a lo alto
sostenida en un momento mágico.
Todo lo que importa,
y lo que no,
todo,
el aire que se evapora,
eres viento, fuga...
Llenas el horizonte de constelaciones
vives en la piel, respiras en la vida,
y luego huyes a la patria del olvido.
Eres tú.
No, no estás
no existes,
no eres,
llueves piedras negras desde el cielo
extiendes tus manos como de hada
desde lo alto, soplas
y me entregas polvo de espejos,
luces como estrellas que titilan en la noche
luz de palabras,
éxodo.
ana