Solo el poema te habla de mis gestos, solo el poema te recita mis dedos; El emblema de mi vida, los surcos de mis manos que abarcan medinas en la noche. El río. No soy capaz de medir la distancia entre tu boca y la mía y a pesar de ello sé que se disipa el aliento conmovido entre la luz de la almohada casi apagada. No concibo, perdona, tu espalda sin mis manos, ni mis manos sin tus dedos, ni mi pelo sin tu orilla desdoblando mis páginas. Es tarde. Descansa tus pupilas entre las enredaderas, mañana será otro día y el jardín menudo de nuestro cuarto abrirá tus pétalos temprano. Cuento los minutos. Duerme, descansa.
ana (Tavira, Agosto 2010)
Foto: Aveiro
"O que eu queria dizer-te nesta tarde
Nada ten de comum com as gaivotas"
Sophia de Mello Breyner Andersen