Hay noches como golpes en la garganta
como aludes de nieve en los ojos abiertos
hay instantes, que el dolor se entreabre paso en las entrañas
y se instala desmedido.
Se entresacan fuerzas como doradas fibras
con las que trenzar un silencio y quietud infinitos
para dejarse deslizar corriente abajo descalza
y con el vestido adherido a las penas mojadas.
Hay golpes en el silencio y en la distancia
que renombran el dolor y la tristeza;
hay montañas que separan,
corrientes que se aceleran,
surcos y grietas por las que asoman las penas.
Hay espacios oscuros con musgos y quimeras,
enardecidas pasiones ocultas por la maleza;
y hubo sobretodo,
muchos espacios en blanco
que no llenaron nuestros poemas.
ana