Quiero acariciarte el alma, sin miedo a romperla.
Fragilidad emocional
para sentir la torpeza,
para suspirar y temer
tocar tus rojos pétalos.
Acariciar mi rostro
con sus rojas sedas,
temer que de tu tallo
ellas desaparezcan.
Acercarme y sentir
cómo su secreto aroma
va esculpiendo en mi cerebro
las notas de una leyenda.
Ana.