¡Ahhh!, me estremece mi propio yo,
mi distancia, mi silueta noctámbula vagando,
mis oscuros pensamientos, mi tez morena, mi hambre.
El silencio de mis quebrantos que no recomponen nada,
el instante parado, la noche detenida en cada vuelta,
el confesarme y absolverme de todos mis pecados,
mi alma disfrazada de nostalgia, vagabundeando,
trae metralla, rellena mis venas de ponzoña y me envenena...
¿a dónde te fuiste?, -grito!,
de ti, ¿qué me retiene?,
¿qué no me tienta?
Te olvido, te arrincono, te despolvo, te beso,
te intuyo, te siento, te provoco, te pienso,
me faltas... te dejo,
y tengo lo peor.
Suéñame,
ven, deja que te cuente,
canta la canción conmigo, conversemos, divaguemos,
lleguemos a ese punto en que nada hay, si no camino,
y besémonos,
en el beso con pausa de la palabra precisa,
de la sonrisa perfecta, con tus ojos achinados,
que resuelven las horas,
cuando el cariño y tu gesto,
se vuelven míos.
mi distancia, mi silueta noctámbula vagando,
mis oscuros pensamientos, mi tez morena, mi hambre.
El silencio de mis quebrantos que no recomponen nada,
el instante parado, la noche detenida en cada vuelta,
el confesarme y absolverme de todos mis pecados,
mi alma disfrazada de nostalgia, vagabundeando,
trae metralla, rellena mis venas de ponzoña y me envenena...
¿a dónde te fuiste?, -grito!,
de ti, ¿qué me retiene?,
¿qué no me tienta?
Te olvido, te arrincono, te despolvo, te beso,
te intuyo, te siento, te provoco, te pienso,
me faltas... te dejo,
y tengo lo peor.
Suéñame,
ven, deja que te cuente,
canta la canción conmigo, conversemos, divaguemos,
lleguemos a ese punto en que nada hay, si no camino,
y besémonos,
en el beso con pausa de la palabra precisa,
de la sonrisa perfecta, con tus ojos achinados,
que resuelven las horas,
cuando el cariño y tu gesto,
se vuelven míos.
ana
El cuadro: "The vampir" Edvard Munch, 1893