[...]Así, en el sueño inconsciente del alma infantil, apareció ya el poder mágico que consuela de la vida, y desde entonces así lo veo flotar ante mis ojos: tal aquel resplandor vago que yo veía dibujarse en la oscuridad, sacudiendo con su ala palpitante las notas cristalinas y puras de la melodía.
Luis Cernuda "La poesía", Ocnos.
(Antes de nada:
gracias por seguir viniendo.)
Me recojo, anido pequeña y redonda
concéntrica, abovedada y silente,
merodeo la frontera constante
entre la noche y el día, surcando
las ruinas, los despojos.
De entre todo,
el ángel,
que me derrota y me ignora
con sus dedos menudos y pálidos
acariciando mi frente mortal
se impone con su mesura
y su elegante desvanecerse.
Yo, la huida,
sin emoción que exude
mi poema.
Yo, mi puñado de polvo,
mis ruinas, mi agotamiento,
mi propio destierro
persiguiendo el huidizo acorde.
ana
miércoles, febrero 20, 2013
martes, febrero 12, 2013
de las flores de la acacia;
su aroma habla.
Es tan difícil no sentirlas!
su roce tácito en mi boca,
saberlas crecer entre mis dedos
aun mutiladas.
Buscan, altas, la luz y la aurora
para cumplir su áureo ropaje
y el verdor que marzo cierne
sobre su copa última.
Hablan del último silencio
que el invierno sopló sobre sus ramas
-y del primero-,
saben del cruel abril
y de las mieles doradas
de las tardes de azafrán
que coronarán sus ramas.
ana
domingo, febrero 03, 2013
EL PULSO DE LAS AGUAS
¿Dónde? ¿en qué vergeles, regados siempre venturosamente, en qué
árboles?, ¿de qué cálices de flores, tiernamente desfijados,
maduran los extraños frutos de la consolación? Estos
frutos deliciosos de los cuales quizás encuentres uno en la pradera
hollada de tu pobreza
Soneto 17, Sonetos de Orféo, segundo libro- Rainer M. Rilke-
Hay, en el mirar a través del cristal frío
una aparente melancolía
un abrigar el olvido, un no aventurarse.
Hay en la música de la lluvia
una nostalgia infinita, que perdura
en el compás del pulso.
Suena interior el eco contenido,
la sangre y la memoria,
navegando las aguas del olvido
llegando al estrecho
donde el silencio se torna verso,
el verso se torna oscuro
y
mío.
ana
Un salto de agua, el trueno, el ulular de los bosques, el grito, las
aves, imitados y, con el pasar del tiempo, transformados en música,
constituyen algo que todavía hoy nos comunica con las experiencias
primarias, esos sonidos que forman parte de nuestro psiquismo
y de un proceso mental que nos ayuda a adivinar una lejana
procedencia. Ésta es la música del mito, la que suena en las
armonías de Osián, aquella que subyuga a Ulises en los estrechos
de Escila y Caribdis, la que Brahmā tomó para dar equilibrio al
Universo, la que tocó Orfeo y que, proclamada en el verso de Rilke
como «pre-canto que aún dura», puede oírse en un tambor,
en unas canciones de deportados, en el feliz canto de un marinero
o en el glisando electroacústico de un maestro contemporáneo.
...
Hay un luminoso mundo de lo oscuro.
Quienes vivieron hace miles de años otorgaron al Sol un
carácter sagrado, no tanto porque anunciara y diera vida al nuevo
día, sino porque, consideraban, venía de la noche, donde se forjaba
el destino de cada uno. Lo que procedía de la penumbra era necesariamente
sabio, así lo estimaron.//
El desconocimiento del pasado significa
equivocar el tiempo del ahora. Nietzsche escribe: «Solamente
mediante el olvido puede el hombre alguna vez llegar a imaginarse
que está en posesión de una “verdad”». Eso es lo que nos ha
sucedido.
Del "Diccionario de Ramón Andrés"
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