Si los días no tienen sentido, escuchar a Richard Hawley se lo proporcionan; acariciando en su voz el verbo derretirse, esa voz que susurra y detiene nuestros pasos hacia el sueño.
Y ahí estoy, en el delicado transcurrir de sus relojes parados, en el aireado paisaje de su universo, tan suyo, oceánico como pocos, nadando en su melodía, hundida, reposando en las profundidades violetas.
Y ahí estoy, en el delicado transcurrir de sus relojes parados, en el aireado paisaje de su universo, tan suyo, oceánico como pocos, nadando en su melodía, hundida, reposando en las profundidades violetas.
Si los días apenas tienen sentido se abren las puertas y devolvemos la mirada, una mirada intensa que sabemos que no vamos a olvidar. Si los días van cobrando sentido, y las tristezas rompen sus trenzas para alocarnos, sacarnos al desastre de la vida, si al fin conseguimos soltarnos de ellas, tendremos entre las manos instantes delicados como este y otros que con su calidez nos ayudan a evocar la alegría y a vivir. Puro silencio.