O el poder de unas alas.
Lamento en cada palabra de cada verso
(los poemas también tienen su propio llanto)
contenido e incompleto,
son un discurso apagándose y muriendo
entre cada uno de mis dedos.
Las lágrimas de la palabra ausencia
se mezclan con el barro de este suelo
que tiembla bajo mis pies descalzos.
Perdona, no sé sostenerme sobre tus alas
y el cansancio de mis brazos
despista al de mi alma.
Cómo puede uno apearse de los sueños
sin perder en la caída la ilusión
por la vida?
Estás perdido si no sueñas;
vamos!, sueña conmigo!
y subamos arriba,
donde la luz última
respira y desdobla los legajos secos
dónde la última estrella nos acune
y las palabras no caigan al vacío
o se las lleve el viento.
ana
Sobre mi cuarto hay un cielo muy negro, sin luz.
Dentro, una luz que agoniza al tratar de salir
y un mono gris que me aúlla cuando no estás tú.
Vicente Feliú