gritos marinos que azoran el aire
punzan el cielo con sus picos rojizos
y desorden de tarde. Mar de dudas.
Viene de mar adentro el temporal del alma.
Vuelan mil aves en busca de costa.
La línea del horizonte se medio borra
el mar, puede; gritos de gaviotas
se escuchan ahora en lo verde.
El mar que me abre a la felicidad, que me anega por dentro,
me llena por entero hasta el ahogo.
Inunda mis caminos interiores
la pleamar desbordando las costas del alma.
Lámparas de débil luz iluminan una oscuridad de tierra,
mi negro corazón de gruta marina
en el atardecer de los tiempos.
Clarea apenas la sombría quietud de negrura y silencio.
Callan las cigarras en el húmedo hueco
y crece el mar en las grutas.
ana