El otoño nos arropa con sus hojas marchitas,
nos esboza diferentes, nos pinta de nostalgia.
Nos invita, convincente, a pasear por sus veredas,
alfombradas añoranzas y tristezas pasajeras.
Nos mima, nos abraza, nos tienta, nos contempla
y se va.
Nos deja sedientos, nos olvida y nos regala,
nos retoma Diciembre, insatisfechos y ausentes.
Hace de nosotros, ahuyentados pasajeros de estaciones
vagando sendas y senderos de imposibles.
Perdida en sus colores, te reencuentras
madura como fruto de otoño, la demora merece la pena.
Ana.