Cierro los ojos,
como presagio de una noche fresca
una suave brisa asciende por las colinas
y recoge mi abstracto pensamiento.
Vago en la silente tarde de Fiésole,
tra di noi,
testimonio de ti y de mí,
sus piedras que aun supuran amor
meditan también sus silencios moribundos.
Aúlla el día, sufre la noche,
chiudo gil occhi, como tú sabes,
para leer en esta malinconía
el texto de la tristeza
que aúlla como una loba perduta.
ana
lunes, marzo 04, 2013
La impronta de tus poemas
no se dibuja en el papel de la calle
no se pinta en las aceras floridas
de esta primavera.
Estás en la boca del enigma
en el acantilado de la noche
con tus manos ciegas, con tu boca herida
condenado en el bosque y en la espesura.
Vestidas de rosas las flores del pantano
esconden sus espinas bajo las aguas
la esperanza se adormece en tus ojos cerrados
ya sin lágrimas.
En el fondo, reposa callado
un silencio azul como el invierno
reposa el oscuro pecado y la ira
del arrepentimiento.
Al comienzo el canto es lábil como los brotes de marzo
los ecos confusos mueren prematuros
sin florecer,
sin su carne perfumada, colmada de verdes.
Entro en ese bosque sagrado de tus silencios
en ese templo antiguo de tus símbolos
tan familiares!
Evoco esos ecos adormecidos en las aguas
en el poso profundo de la existencia,
te invoco como la noche invoca al día,
en silencio y a oscuras.
Hay una frescura innata en las mañanas
cuando respondes con tus melodías calladas,
hay algo de esas claridades sucesivas
en todo este manglar nocturno
donde flotan solitarias
las flores muertas de nuestros versos.
ana
no se dibuja en el papel de la calle
no se pinta en las aceras floridas
de esta primavera.
Estás en la boca del enigma
en el acantilado de la noche
con tus manos ciegas, con tu boca herida
condenado en el bosque y en la espesura.
Vestidas de rosas las flores del pantano
esconden sus espinas bajo las aguas
la esperanza se adormece en tus ojos cerrados
ya sin lágrimas.
En el fondo, reposa callado
un silencio azul como el invierno
reposa el oscuro pecado y la ira
del arrepentimiento.
Al comienzo el canto es lábil como los brotes de marzo
los ecos confusos mueren prematuros
sin florecer,
sin su carne perfumada, colmada de verdes.
Entro en ese bosque sagrado de tus silencios
en ese templo antiguo de tus símbolos
tan familiares!
Evoco esos ecos adormecidos en las aguas
en el poso profundo de la existencia,
te invoco como la noche invoca al día,
en silencio y a oscuras.
Hay una frescura innata en las mañanas
cuando respondes con tus melodías calladas,
hay algo de esas claridades sucesivas
en todo este manglar nocturno
donde flotan solitarias
las flores muertas de nuestros versos.
ana
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