Imagen de la cabecera del blog: cuadro de la autora

domingo, marzo 29, 2009

LIBROS

No los tengo todos, quizá una pequeña selección que tuve que hacer de forma apresurada cuando me fui de casa con mis hijos. Allí quedaron todos los demás, y con cada uno de ellos un espacio mío que todavía no he recuperado.
Algún día me reuniré de nuevo con ellos: con aquellos que leí para las clases del instituto, con los que llevaba a cuestas para leer en los recreos, con aquellos en francés o inglés que me convenían, otros que me hacían volar por mi mundo de íntima adolescencia (aquella que se apartaba un poco de lo que se esperaba de mí), y muchos otros con los que perdí la noción del tiempo.


Aquí, en la que es ahora mi casa, mi hogar provisional, algunos de ellos que tuvieron la fortuna de ser elegidos de entre todos, aquí los escogidos (poesía y pintura de forma protagonista) me acompañan recordándome que existí en otro tiempo, que fui alguien diferente más allá de los últimos años, que fui yo, incluso yo, que fui, que estuve, que fui capaz y que fui Ana.

..."Ana, ¿dónde será la batalla
próxima en que perdamos
la guerra contra la soledad?
"...

sábado, marzo 28, 2009

DEL LIBRO DEL DESASOSIEGO


Dormir, ser lejano sin saberlo, estar echado, olvidar con el propio cuerpo; tener la libertad de ser inconsciente, un refugio del lago olvidado, estancado entre frondas verdes, en los vastos alejamientos de las florestas.
Una nada con respiración por fuera, una muerte leve, de la que se despierta con añoranza y frescor, un ceder de los tejidos del alma al ropaje del olvido.
Fernando Pessoa, 152, Lluvia "Libro del Desasosiego"


Me dejo...
olvido en la distancia
desparezco
en el verde profundo
del recuerdo.

Floto...
asomo el rostro mojado
de la vida mientras
una leve corriente
me arrastra.

Perezco.
Al fin la muerte,
uniforme
como sólo la muerte
en la corriente,
olvidada y leve,
halo de aire que cesa,
yazco.

ana

domingo, marzo 22, 2009

INSPIRANDO

Aquel ángel
de cuerpo alado,
espíritu inmortal
cisne respirando,
aéreo.
Mano consagrada
al versátil brazo
mente callada,
quieta.

Las fibras del ser
en armónica espera
recorren abismos
costales.
Tranquila búsqueda,
sublime equilibrio
vacío,
silencio
al ritmo del vuelo.

ana
"Sarabande" (Händel)

jueves, marzo 19, 2009

QUÉDATE AQUÍ, EN UN POEMA.

El instante previo a la palabra precisa,
el silencio azul, la pausa del alma
el poema, el sentido de la poética,
el misterio de la existencia,
reflexión, sentimiento,
revelación,
soledad fértil
resolviéndose en palabra.
ana

Poema inspirado en el libro de Antonio Colinas "El sentido primero de la palabra poética" Edit. Siruela
Aquí va una estrofa de un poema de Antonio:

QUÉDATE AQUÍ, NO PARTAS EN LA NOCHE

[...]Quédate aquí, no partas en la noche,
pues hay en la ciudad sagrada una morada
en la que, siendo noche, luce el día
a la hora en que tiemblan en círculo sereno
las llamas de las lámparas,
los ángeles de fuego.
Habrá llegado al fin ese momento
de que sea el silencio y no la sangre
lo que discurra por las venas ciegas,
lo que aún hará más dulce
el canto o el concierto de los cuerpos. [...]
Quédate aquí, no partas en la noche: oirás
cómo dentro de ti y de la piedra
brama la luz.

viernes, marzo 13, 2009

El difunto amor se nos lleva
calle abajo...



Las palabras mi centro,
el egoico placer,
el más mío
vestido pájaro aniquilado.
Disfrazado
pajarillo mudo
que reza al mundo
su soledad abierta.

Hay mañanas cubiertas
murmullos,
sospechas de silencio
murallas,
pero una lluvia fina de palabras
moja la esfera de mis ojos.

ana

jueves, marzo 05, 2009

PIEL

















Sutil, vaporoso como la humedad bajo tus pestañas,
sutil humedad que se inicia entre tus brazos,
como halo de vida comprendida, arropada
en el silencio y la quietud del sueño;
y todo se vuelve vago,
en el horizonte de la noche
estrellada de sudor.

Cualquier otro detalle
en la piel de tus palabras,
un poema resuelto en el pasado
deja de tener su importancia.

Las pieles de antiguo que te visten
y acortan tus pasos al andar,
las costras endurecidas y salobres
que cincelan tus pasos
y aún bordean la cima de tus ojos,
ésas cuentan.

Por eso la voz que suena nocturna
parece seguir incitando a los ecos
que se apresuran y estallan de júbilo.
Luego el silencio envuelve el discurso
casi indolente y secreto
y escapas entre las rendijas
de mis dedos.

ana