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lunes, junio 02, 2008

THYSSEN-BORNEMISZA

"...Nos queda la senda del ayer, y la fidelidad demorada de una costumbre que, complacida con nosotros, se quedó para no irse."...Rainer M.Rilke, (frag.1ª Elegía de "Las elegías de Duino")


Después de tomar un café con leche, en el Café Gijón, repleto del vacío de las 10,30 h. de un domingo por la mañana.
Después de una noche de lluvia, un día húmedo y limpio; una mañana fresca de ciudad parada en el sosiego del fin de semana, sin ruido apenas.
Aparqué en una perpendicular a Recoletos y me fui dando un paseo hasta el Museo Thyssen.
Tu ya no estabas.

Me llamó la atención (una vez más) el tamaño de las cerraduras de algunas puertas de los edificios por los que iba pasando. ¿Dónde habrán ido a parar ésas llaves?
El sol quería abrirse paso y buscaba los pequeños huecos abiertos entre las nubes blancas de Madrid.
Gente que hacía footing y paseaba perros incrédulos de tanta tranquilidad. Daban ganas de quedarse quieto, inmóvil para siempre como los maniquíes de Chirico, mirando la ciudad perfecta.

Compré mi entrada y comencé mi aventura pictórica, paseé siglos de pinceles y telas, suspiré al toparme de pronto con las esculturas de Rodín. (*)
Sin recuperar el aliento iba entrando en las salas numeradas y tomando asiento, tomando aliento para soportar una embestida mayor de placer cada vez.
Recuerdo todo, lentamente los momentos se escriben y repasan en mi cabeza...
Al entrar en una de las salas, la sala diestramente poco iluminada de la pintura holandesa, un escalofrío intenso recorrió mis brazos y piernas. Me senté, estaba sola, y no os lo creeréis (o sí) , lloré.
Paseé el impresionismo como si fuera la última vez que viera esos cuadros. Llené los pulmones de aire tantas veces que creo que la hiper ventilación me produjo mareos. Tuve que sentarme en varias ocasiones y no por cansancio.
Juro que noté el aliento desconocido respirando en mi cuello...cosquilleo?
alguien miraba desde atrás
y me fui yendo, despacio.
Volveré.
..."El contraste entre los dos cuerpos, fuertemente impuesto por el mármol, produce a primer golpe de vista la impresión de tristeza sin límite que expande este tema"...
R.M.Rilke/Rodin, palabra y mármol.
ana