Imagen de la cabecera del blog: cuadro de la autora

viernes, abril 11, 2008

"LA NOSTALGIA DEL INFINITO"


«Detente, instante, eres tan bello».

El verso goethiano da voz al deseo imposible de capturar un proceso que no se detiene. Hay en él un indudable poso nostálgico, cierta melancolía. La nostalgia entonces que se acomoda como una brisa triste en lo que ha sido, lo que una vez se hizo presente, cierta verdad desaparecida con el instante.

La melancolía surge de la aspiración incumplida por proyectar un momento a lo largo del tiempo; por apropiarnos del destino de la Historia que se va conformando a través de la supremacía de un instantáneo autónomo. Nostalgia, melancolía; pero también proyección o tensión vulnerada hacia algo.
Correspondencia de acción y borrado, work in progress; movimiento continuo hacia otra forma, incierta e insegura como el instante que cambia, lo otro de la forma, ahora y siempre en busca de otro modo en el que testimoniar, encadenar una imagen de sueño. Afirmación que ha de ser buscada en cualquier lugar, en otro lugar, en otro tiempo, fuera del tiempo: utopía. Pero, a menudo, también, utopía negativa, profetización, promesa de ruina. Un instante es una forma enigmática. La tentativa de captar el instante convoca por ello la ruina. No se puede aprehender más que como experiencia vivida a través del desmoronamiento: acción sin poder, acción de observar «desesperada» como la quiebra edípica de la visión. [...]

Alberto Ruiz de Samaniego

El cuadro:
Un video sobre Giorgio de Chirico http://es.youtube.com/watch?v=D3GjVlnQm1A

EN LAS HORAS OSCURAS

........Playa de Liencres, al atardecer. (Cantabria)

En las horas oscuras
que van creciendo en nuestras vidas
al igual que la noche se alarga en el invierno,
en esas horas, a menudo,
una imagen tenaz y hermosa me consuela.
Regreso hasta una playa de otro tiempo,
todavía cercano. Es un día precioso
de final de septiembre, brilla el mar
con su estructura lenta, sugestivo y exacto
como un cuchillo. Quedan
unos cuantos bañistas a esa hora
dudosa de la tarde, y no estoy solo,
un grupo de muchachas me acompaña,
el sol dora sus cuerpos de diecisiete años,
y es ya fresca la brisa, y en sus nucas
la humedad reaviva el aroma a colonia.
Y la tarde transcurre dulcemente,
mas sin gloria especial, y las muchachas ríen,
y me dan su alegría, aunque no amo a ninguna,
y hay un aire de adiós en cada cosa:
en el mes avanzado, en los bañistas,
en el estío lento, en aquellas muchachas
que desconozco hoy, y en la luz de la playa.

Apuré aquel momento agradecido,
al igual que se goza un hermoso regalo,
en su dicha sereno, destinado a perderse
tras la felicidad frecuente de esos años.
Y ahora comprendo que en aquella tarde
algo más que belleza se ocultaba,
porque su luz me salva, muchas veces,
en las horas oscuras, y se empeña,
con una obstinación absurda que me asombra,
en volver a mis ojos y a mis días.
En las horas oscuras
una imagen tenaz y hermosa me consuela,
y me lleva al verano ya una tarde.
y yo aún me pregunto por qué vuelve,
y qué es lo que perdí en aquella playa.

Vicente Gallego
/>La música "Nimrod" (England Variations) de Edward Elgar.